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Desde Holanda, cómo es estudiar en la mejor escuela de comunicación del mundo
Ana Carrasco, la mejor estudiante de la generación 2013 de la carrera de Comunicación de la UDA, nos escribe desde Holanda donde está haciendo su maestría en la mejor escuela de comunicación del mundo. Esta es su experiencia.
Sea por su turismo de borrachera o indudablemente su libre acceso a ciertas drogas y a la prostitución, Ámsterdam se ha ganado una mala fama que no se merece.
Ver la reacción de la gente cuando les digo que elegí esta ciudad como mi nuevo hogar es la mejor parte de vivir aquí. Si bien Holanda es conocida por todo lo anteriormente mencionado, también es un país que nació gracias a la tolerancia, llegó a ser uno de los países más ricos del mundo y siempre apuesta por la innovación.
Hay 18 millones de habitantes y 22 millones de bicicletas. A pesar de ser una quinta parte del tamaño del Ecuador, es el mayor exportador de productos agrícolas. Ámsterdam es una ciudad salida de un cuento de hadas con sus casas inclinadas, canales iluminados y la danza compleja de sus ciclistas por las calles.
Llegué a Holanda a inicios de este año para empezar mi maestría en comunicación corporativa. Soy ex alumna de la Escuela de Comunicación de la Universidad del Azuay, de las últimas generaciones que tuvieron la suerte ser alumna del Doctor Encalada y de la promoción que organizó la Pampa Mesa dos años seguidos. Después de cuatro años llenos de campañas, cuñas, ensayos, un lindo calendario para la clase de diseño gráfico, me gradué en marzo del 2018.
Elegí Ámsterdam por pura coincidencia. Al decir pura coincidencia, me refiero a que un día al ver que mis compañeros ya empezaban sus maestrías, decidí intentar mi suerte. Googlee “mejor maestría en comunicación corporativa”. El primer resultado que salió fue de la Universidad de Ámsterdam. Sin pensar dos veces envié una solicitud y dejé mi futuro en las manos del destino (y en las de los encargados de admisiones, por supuesto).
Nunca me imaginé que todo pasaría tan rápido, pero dicen que cuando algo “tiene que ser”, todo fluye con normalidad. Fui aceptada y en menos de tres meses empecé mis estudios en la Universidad de Ámsterdam.
Tengo el gran privilegio de estudiar en la escuela de comunicación que mantiene el primer puesto en el mundo durante dos años consecutivos en QS Rankings y Shangai Rankings. Soy alumna de los autores que cité en mi tesis de grado y la mayoría de mis profesores pertenecen a la prestigiosa Escuela de Investigación de Comunicación de Ámsterdam (ASCoR), el instituto más grande en Europa que estudia la ciencia de la comunicación.
Al llegar, me sorprendió la intensidad y el ritmo de estudio en mi maestría, por más de que me haya considerado una estudiante aplicada. Tampoco me esperaba el nivel de competencia que existe en la academia, especialmente al estudiar con gente que viene de culturas distintas a la mía.
Sin embargo, puedo decir con mucho orgullo que Escuela de Comunicación en la Universidad del Azuay me ha preparado con todas las herramientas para afrontar cualquier desafío. Gracias a la amplia malla curricular, pero sobre todo a la pasión y dedicación de mis profesores, me siento preparada para competir con los mejores en mi campo.
Esta ciudad me ha abierto puertas que nunca imaginé que existían. Al estudiar en otro idioma, aprender uno nuevo y tener que afrontar 217 días de lluvia al año, he logrado salir de mi zona de confort y, a cambio, he ganado una libertad que nunca antes había sentido. La magia de esta ciudad es sentir que uno pertenece: en bicicleta por las calles – con el mismo (si no es más) derecho que cualquier carro, en las aulas con mentes brillantes de cada rincón del mundo y en la sociedad con todo lo que yo vengo a ofrecer.